El estudio de costes de producción encargado por la Junta de Castilla y León y avalado por científicos de la Universidad de Valladolid volverá a quedar en papel mojado. De hecho, es ya la propia administración regional la que advierte que los datos no podrán ser utilizados para los procesos de negociación abiertos entre industrias y ganaderos. Entonces ¿para qué sirve?. 

El Gobierno dictó la Ley de la cadena Alimentaria para evitar que se produjera a pérdidas pero como no se atreven a hacer cumplir su propia norma lo que hicieron fue “endosar” la responsabilidad a las comunidades autónomas a través de la creación del enésimo observatorio de precios. La respuesta de las administraciones regionales ha sido la que todo el sector esperaba, ahí tienen los datos pero nosotros tampoco somos los responsables. En definitiva y unos or otros, la casa sin barrer. 

Mientras tanto los ganaderos miran atónitos el intercambio de pelotas entre el ministerio y su consejería. Todos saben lo que pasa pero nadie hace cumplir lo que es un secreto a voces. Las industrias imponen su ley amparados por la condición de producto extremadamente perecedero de la leche. 

Por sí el incumplimiento de la norma por parte de los que la dictan y de los que debieran acatarla fuera poco el sector también sufre un atentado manifiesto contra el sentido común. 

Resulta que ahora los precios de Europa tienen que ser el referente para los precios en España. En las páginas de este Boletín Semanal, Agaprol ha denunciado durante años el diferencial existente entre nuestros precios y los registrados en Europa. Ahora resulta que todas las industrias dan la razón al argumento y se apuntan a los medias pagadas en el resto del continente pero no por sentido común sino porque son, simple y llanamente, más bajas que las nuestras.  

A la industria, la distribución, al Gobierno y a los consumidores no les valen ni las leyes ni el sentido común mientras los que lo paguen sean los 10.479 ganaderos que hay en este país y de los que nadie se acuerda aunque estemos en campaña electoral. 

La leche en Europa terminará subiendo mas pronto que tarde y entonces ya nadie querrá asumir ni el precio ni el coste del transporte. Para entonces a lo mejor será tarde para decir a los ganaderos que aprieten el botón de fabricar leche por una cosa bien sencilla, las vacas no tienen botones.