La primavera ha pasado como se esperaba. Los precios se han mantenido estables e, incluso, con algunas ligeras subidas tanto en España como en el resto de Europa. Esta situación es de por si anormal puesto que la mayor producción lechera en estos meses suele venir acompañada de descensos en el precio. El año 2025, sin embargo, está ofreciendo expectativas diferentes a las que nos tiene acostumbrados el sector lácteo en general.
Los principales países exportadores en Europa están viendo cómo sus entregas se contraen pese a los precios registrados en el campo y a la sólida demanda por parte de los consumidores. Esta situación es la que ha permitido que, hasta el momento, los precios en el conjunto de los 27 se hayan situado por encima de los 530 euros por tonelada. La incógnita de la intensidad del calor en el verano que ya llama a la puerta junto a los temores a la expansión de la fiebre aftosa han puesto nerviosos a unos mercados que no quieren perder leche. Esta situación es la que para los analistas se convierte en una posibilidad de mantenimiento de los precios en el continente y en una necesidad de subidas en el caso español que sitúa su precio medio casi 50 euros por tonelada por debajo de sus colegas europeos.
Los precios de los derivados lácteos, encabezados por la grasa, se sitúan también en cotizaciones espectaculares y pese al ligero ajuste del 0,9% de la última subasta GDT Fonterra de mayo, el índice neozelandés sigue registrando cifras récord tanto para la mantequilla como para el resto de derivados que cotizan en su subasta.
El caso español, además, tiene en la situación del censo ganadero uno de sus principales talones de Aquiles puesto que en nuestro país, en el acumulado entre enero y abril, se han perdido más de 20.000 vacas en ordeño. La situación de la reposición también está en entredicho puesto que el número de novillas sigue la misma tendencia que las hembras mayores de 24 meses y son ya 4.000 menos que las registradas en el primer cuatrimestre de 2024.
Así las cosas, el precio de la leche en el campo debiera situarse en los próximos meses en el entorno de los 540 euros por tonelada para afrontar la recta final del año pendientes de los costes de producción que pudieran verse afectados por las tensiones arancelarias a nivel global.