Agaprol inició las negociaciones de contratos para el primer trimestre del año con la petición expresa a los ganaderos de que esperaran a firmar en el último momento y que los contratos a suscribir fueran de corta duración. 

Las industrias pretendían en aquel momento “atar” la leche durante un año con una subida de precios que en los inicios de la negociación parecían atractivos para el sector. El mes de enero y febrero fueron momentos en los que los ganaderos recibían con sorpresa ofertas de entre 39 y 40 euros céntimos por litro. En aquel momento las estimaciones de los costes de producción se situaban entre los 41 y 42 céntimos por litro. Aunque las ofertas seguían sin cubrir lo que determina la nueva normativa de la Cadena Alimentaria, el sector vio con buenos ojos unas cifras que tendían hacia una racionalización del mercado fruto del incremento de los precios de los derivados lácteos a nivel global y a un descenso generalizado de la producción a nivel mundial. 

La decisión de los ganaderos siempre es individual pero el mensaje de esperar al último minuto y de firmar contratos de corta duración comenzó a dar sus resultados. La evolución del mercado parecía clara ya en aquel mes de febrero en el que, por mucho que EE.UU. lo anunciara, nadie se creía que Rusia podría llegar a invadir Ucrania. 

El desastre humanitario estalló el 24 de febrero y el mundo pronto se dio cuenta de que, además, habría que recalcular los precios en un mercado dependiente del gas y el petróleo rusos. Los ganaderos, mientras tanto, se dieron cuenta de la dependencia extrema de las importaciones de maíz, colza, trigo o girasol de el para muchos desconocido granero que es Ucrania.  

Los costes de alimentación se dispararon todavía más después de dos años de vertiginosa escalada, la electricidad y los combustibles siguieron el mismo camino y pronto la industria se dio cuenta de que, además, de la subida del coste de producción se enfrentaba a una alarma hasta el momento desconocida; el descenso radical en la producción lechera a nivel mundial. 

Negociación es alcanzar una acuerdo en el que los dos implicados ganen y pierdan a partes iguales. Ese principio básico parecía haberse olvidado en nuestro país arrastrado por las posiciones de de la distribución. 

Un mes después, los contratos firmados se mueven entre los 44 y los 45 céntimos por litro y casi nadie ha firmado por más de tres meses. Es triste, pero ha hecho falta una guerra para que el mercado se equilibre. Habrá que seguir negociando y no sólo por el precio para el próximo trimestre sino para lograr la supervivencia del sector lácteo. Paciencia.