La ganadería española vive un importante momento del que dependerá en buena medida cómo será su futuro a corto y medio plazo. Las manifestaciones en las calles de toda España contra los precios por debajo de los costes de producción han llenado horas y horas de los informativos en todo el país. La respuesta del Gobierno de la nación ha sido la aprobación del Decreto-Ley 5/2020 de medidas urgentes para el sector pero es necesario acometer la situación desde un punto de vista estructural y que tenga en cuenta, por ejemplo, el nuevo escenario que la nueva PAC va a suponer para los ganaderos españoles.

La reordenación de la Cadena Alimentaria, la nueva Política Común Europea y los nuevos requisitos en materia medioambiental y de bienestar animal además de las garantías sanitarias habituales tienen que convertirse en una oportunidad para la ganadería y el medio rural. 

Los cambios no tienen por qué ser perjudiciales siempre y cuando se tenga en cuenta que los mismos afectan a uno de los sectores productos más importantes de nuestra economía y además juegan un papel decisivo en el mantenimiento y la fijación de población en el medio rural. La “España Vaciada” no puede ser un titular al que recurrir cuando hace falta pero después no hacer nada por ella cuando hay posibilidades para hacerlo. 

La ganadería es, sin duda, uno de los elementos que más capacidad de generación de empleo tiene en el medio rural. Fijación de población sobre el terreno puesto que el trabajo en las explotaciones ganaderas necesita de mano de obra permanente en el lugar de trabajo. Es imposible atender una explotación desde otro lugar que no sea la propia explotación o trasladándose a ella en periodos concretos del año. Los ganaderos necesitan ordeñar hasta tres veces al día, 365 días al año y eso no se puede hacer desde otro lugar que no sea el propio medio rural. 

Las nuevas normativas medioambientales han de tener en cuenta el desarrollo sostenible que supone la actividad ganadera con procesos como la fijación de CO2 a través de los cultivos para la alimentación y los pastos o la conservación del medio natural en para el desarrollo de actividades que cumplan con la exigente normativa vigente. 

No menos importante es la labor de control y mejora de las condiciones sanitarias de la alimentación de la población en su conjunto. La producción en los países de la Unión Europea no pueden ser una mera traba a la actividad sino el garante del cumplimiento de los estándares de calidad que exigen los consumidores. Todo ello será posible siempre y cuando la competencia procedente de otros lugares culpa también con esa normativa y los costes que la misma supone para los productores. 

Los retos a corto plazo son muchos y la ganadería puede jugar un papel importante tanto en el desarrollo de productos de calidad para los consumidores, la conservación del medioambiente, el bienestar animal y la fijación de población en el medio rural. Es cuestión de aprovecharlo.