Las industrias lácteas están buscando leche desesperadamente por todas las granjas del país. El mes pasado cerraron casi 150 explotaciones y en los próximos meses ese número será una ridiculez en comparación con la que se avecina y los inspectores de campo lo saben perfectamente. Además la producción de las granjas que sigan abiertas bajará por la imposibilidad de mantener raciones capaces de mantener los litros producidos por vaca. 

La nueva Ley de la Cadena Alimentaria será un gran avance cuando sea operativa pero el vacuno de leche no puede esperar a que el Ministerio y las comunidades autónomas pongan en marcha toda la infraestructura necesaria para su funcionamiento. Sin embargo, el vacuno de leche dispone sólo de unas semanas de vida si los contratos que se firmen a partir de ahora no cubren los costes de producción. Los ganaderos, además, no pueden “atarse” a contratos de larga duración que sólo servirán para certificar su sentencia de muerte limitando su capacidad de negociación aún cuando la Ley ya esté en funcionamiento. 

Agaprol es la mayor Organización de Productores de España y en esos momentos negocia contratos lácteos con una treintena de industrias lácteas de todo el país e invita a todos los ganaderos a no firmar ningún contrato lácteo por debajo de los costes de producción. La unión de volumen y negociación permitirán, ahora más que nunca, que las industrias sean conscientes de que si “matan” al ganadero ellas también sucumbirán ante la falta de materia prima con la que alimentar sus fábricas. 

El vacuno de leche no está en crisis por un descenso de la demanda ni por una bajada de los precios en otros países sino porque las industrias no quieren enfrentarse a la distribución y ofrecer productos a precios reales. Para una industria siempre será más cómodo ahogar a un ganadero que enfrentarse a Mercadona o Carrefour. Lo que también saben perfectamente es que si continúan así se quedarán sin leche en sólo unas semanas y eso no se lo pueden permitir porque ellas también tendrían que cerrar.

Lo que pretenden desde la industria láctea es “pasar la tormenta” con subidas ridículas y lograr contratos a un año que les garanticen su supervivencia antes de tener que aplicar la nueva normativa. Si la negociación del contrato de leche se hace a través de una Organización de Productores Lácteos con volumen y capacidad de negociación ese escenario será imposible porque a un ganadero podrán presionarle e, incluso dejar de recogerle, pero a todos juntos les resultará imposible.