Es tan cierto que los ganaderos de este país producen miles de litros de leche en su granjas como que no encargan ninguna de las estadísticas que reflejan cuál es la tendencia del sector en nuestro país. 

Esta semana los encargados de hacer esas estadísticas; ministerio, industria, distribución y consumidores coinciden en señalar que el consumo en nuestro país crece a un ritmo importante, la brecha entre los precios de origen y el de los lineales de los supermercados se agranda a pasos agigantados y nuestras explotaciones lecheras han reducido considerablemente su producción. 

Mayor consumo, menor producción y mayores márgenes de venta en los supermercados con precios más competitivos en nuestro país parecen las condiciones perfectas para que los ganaderos reciban más por su trabajo pero la realidad es bien distinta. Las mismas estadísticas  se llevan la contraria y nos demuestran una vez más que en España cada vez se paga menos por la leche pese a que en los países de nuestro entorno el precio sube y sube. 

Si los ganaderos cada vez reciben menos y cierran cientos de explotaciones cada mes, si el consumo crece, si el precio de venta crece y la leche que traemos de fuera cada vez es más cara alguien tiene que estar ganando mucho dinero con las pérdidas de los ganaderos españoles. El problema del que nadie parece darse cuenta es de que si esta situación sigue en el tiempo lo que van a acabar consiguiendo es matar a la gallina de los huevos de oro y cuando se quieran dar cuenta ya no quedarán granjas a las que seguir exprimiendo y terminarán trayendo la leche de Europa a precios más caros que acabarán repercutiendo a los consumidores. Acabarán con los ganaderos españoles y la factura del desastre la terminarán pagando los consumidores.