Los últimos coletazos de 2023 traen nueva información sobre cómo se presenta el nuevo año en el vacuno de leche. 

Las subastas de GDT Fonterra llevan cuatro meses consecutivos de subidas con una revalorización de los productos lácteos próxima al 20%. Los analistas de Rabobank apuntan a que el sector tocó fondo en 2023 y que todo lo que tenga que venir a partir de ahora será mejor. La entidad bancaria especializada en agricultura insisten en que la escasez de oferta será clave en los próximos trimestres puesto que, aunque auguran un consumo moderado, las previsiones en las entregas de los grandes exportadores son muy limitadas. La Unión Europea comenzó el año con crecimientos pero en el final del ejercicio también se está sumando a la desaceleración. 

China sigue siendo el referente en cuanto a las importaciones y aunque no protagonice incrementos de demanda como las del pasado el ajuste de producción en sus principales proveedores podría ser asumido por otros territorios como el sudeste asiático, el norte de África o la propia demanda interna en Europa y Estados Unidos. 

Bruselas en sus previsiones hasta 2035 también es optimista con el sector lácteo y mantiene que el consumo y la producción en el continente se mantendrán estables gracias al comportamiento de los quesos y la mantequilla. 

Previsiones internacionales a parte, en España la propia FeNIL reconoce que el consumo de leche y de queso está en alza y sólo el menos abultado sector de los yogures presenta considerables bajadas. 

Siguiendo con el ámbito nacional la comparativa entre Europa y nuestro país también mejora ya que el diferencial comienza a reducirse tanto por las severas bajadas impuestas a los ganaderos españoles como por las subidas registradas en todo el continente Las grandes cooperativas como Campina ya vislumbran recuperaciones suaves de cara a los próximos meses. 

Este es el escenario con el que el sector lácteo se despide de 2023. Los argumentos que sostienen un mantenimiento o ligera mejora de los precios de cara al próximo ejercicio son sólidos y debieran trasladarse de inmediato a los contratos lácteos suscritos entre ganaderos e industrias. 

Informaciones, previsiones, estudios, análisis y barómetros apuntan a que 2024 será mejor que 2023. Las consecuencias de todo esto sólo podrían desvirtuarse en caso de un crecimiento desaforado de las entregas o por la irresponsabilidad y el abuso de la posición de dominio de los compradores en las negociaciones venideras. 

Que 2024 sea un año de cambio en positivo para el sector y para todos los que formamos parte de él. FELIZ NAVIDAD y PRÓSPERO 2024