El establecimiento del precio de compra/venta en un mercado libre de un producto es fruto de la negociación entre comprador y vendedor en el marco de la oferta y la demanda. La intervención de un tercero en esa relación es la única forma en la que el equilibrio de fuerzas podría verse alterado y, por tanto, se podría intervenir en el precio final pactado.

Los ganaderos españoles -las facturas lo demuestran- vienen percibiendo la misma cantidad por el litro del leche desde hace casi dos décadas. Esta no es una interpretación del productor o del comprador sino el resultado del análisis de cientos de facturas de los ganaderos españoles a lo largo de todos estos años.

 La revisión de dos de los ejemplos analizados demuestra que en enero del año 2002 el precio percibido por el ganadero era de 0.337 y 0,333 euros/litro mientras en el mismo mes del año 2019 el precio registrado era de 0,337 en un caso y un sorprendente 0,322 en otro.

 AGAPROL OPL ha puesto en marcha una campaña de denuncia para demostrar a la sociedad que pese a la subida de los precios de los productos elaborados por los ganaderos durante estos años el productor sigue recibiendo la misma cantidad por aquello que produce.

El otro gran componente en la confección del precio de un producto -en este caso la leche de vaca- es la de aquellas materias primas que se utilizan para su elaboración. Así, el análisis realizado por AGAPROL demuestra que los precios de la alimentación -según los registros oficiales de SILUM- así como otros elementos como la energía, los seguros o el combustible han subido sus precios durante los últimos años como mínimo conforme al índice de precios de consumo (IPC) y en otros muchos casos por encima de ese índice oficial.

El último elemento de la ecuación radica en los precios que los consumidores pagan finalmente por los productos en los lineales de los centros de distribución y que, una vez más, han subido conforme a los índices oficiales que el IPC registra mensualmente. Una vez más la subida de los precios de la leche es notoria.

En definitiva; los consumidores tienen que conocer directamente y de primera mano que los ganaderos siguen cobrando la leche al mismo precio que hace 20 años pese a que en la cesta de la compra el producto sube y sube.

Si el precio es el mismo, las materias primeras suben, la energía sube y el precio final también sube ¿dónde van a parar esos mayores beneficios obtenidos y que, desde luego, no se repercuten en lo más mínimo a los ganaderos?