La presión del Gobierno para bajar el precio de la cesta de la compra y la guerra entre las cadenas de distribución para no perder ni un cliente ha vuelto a poner al sector lácteo en el ojo del huracán. 

A las insólitas declaraciones de la vicepresidenta Calviño y el ministro Planas sobre la necesidad de bajar los precios en el campo se suma ahora la encarnizada batalla entre las grandes cadenas de distribución para no perder ni un cliente. 

Las industrias lácteas saben perfectamente los efectos que tendrán en el futuro las ofertas a la baja que estos días están intentando imponer a base de amenazas en las granjas, en septiembre no habrá leche. Los que ahora van al campo amenazando con dejar de recoger leche a los ganaderos son los mismos que hace dos meses buscaban una cisterna debajo de las piedras y son los mismos que lo harán cuando vean que tienen que cerrar sus fábricas ante la falta de materia prima que transformar.

Industria, distribución y Gobierno miran ahora con sorprendente interés las estadísticas de precios en Europa. Este fenómeno es cuando menos curioso porque ahora que en España se paga cuatro céntimos más que en Europa esa cifra tiene rango de  real decreto mientras que no era más que papel mojado cuando las tornas eran a la inversa y España iba ocho céntimos rezagada de nuestros colegas europeos. 

Aquí sólo se ha superado esa media europea durante tres meses y por mucho que bombardeen con ello en este país los ganaderos estuvieron durante años a muchos céntimos de lo pagado en Europa hasta el mes de enero. 

Lo que si continúa teniendo validez es lo argumentado por los ganaderos españoles con respecto a esas cifras, España es diferente porque aquí somos deficitarios mientras que esos franceses, alemanes u holandeses a los que ahora tanto miran tienen que exportar la mayor parte de sus producciones. 

El mes de mayo será este año el mes clave para las industrias porque intentarán vivir del espejismo de la producción en primavera aunque saben que lo que hagan hoy será hambre para mañana en forma de reducción de la producción, sacrificio de vacas y cierre de explotaciones. Este año tendrán el apoyo de todos los políticos que en mayo también tienen elecciones y no se atreven a decir ni por asomo a sus votantes que la leche tiene que seguir subiendo en los lineales porque eso es lo que debería haber costado desde hace décadas.