La alimentación multifase adaptada a cada explotación tiene un impacto directo en la reducción de emisiones 

El sector ganadero lleva tiempo haciendo importantes esfuerzos de cara a la reducción de gases de efecto invernadero, con el objetivo de mejorar su huella ambiental. Prueba de ello son los avances e innovaciones en materia de alimentación animal, que tienen un impacto directo en la reducción de dichas emisiones.

Para abordar este reto, se han definido las Mejores Técnicas Disponibles (MTD), una serie de herramientas eficaces desde el punto de vista ambiental que pueden ser viables técnica y económicamente.

Entre las estrategias más relevantes para la reducción de emisiones y el cumplimiento de los objetivos ambientales se encuentran algunas estrategias nutricionales implementadas en el sector ganadero como la alimentación multifase adaptada a las necesidades específicas del periodo productivo.

La eficiencia en el uso de la proteína va muy ligada a los beneficios económicos de la explotación y también al impacto ambiental. Para implementarlo, tenemos que calcular con certeza lo que comen las vacas, saber cuánta proteína existe en esa ración real, cuánta leche producen los animales y el porcentaje de proteína que contiene esa leche.

Hay que acostumbrarse a mirar la huella de carbono que tiene la alimentación y empezar a hacer la selección de los animales en función de su grado de eficiencia, medida -en el caso de ganado vacuno- como gramos de metano por litro de leche o kilo de carne producido, ya que la genética explica entre un 8 y un 14% de las emisiones de CH4, y la alimentación entre un 25 y un 45%.

Fuente: AXPO / SORIGUÈ

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