Quién iba a decir ahora hace justo un año con los precios de la leche por encima de los 600 euros por tonelada que iba a pasar todo lo que ha pasado en tan poco tiempo. 

Nadie se hubiera imaginado que los precios en Holanda, Francia o Alemania se iban a desplomar de la forma en la que lo han hecho. Nadie pensaría que en Galicia ya están por debajo de los 500 euros (492) y que la presión por parte de las industrias y la distribución para los próximos meses sigue siendo brutal. 

Hace un año nadie pensaría que la bajada de producción iba a provocar que le leche siguiera subiendo en España hasta en plena primavera igual que ahora tampoco nadie entiende que pese a seguir produciendo igual de poco que hace un año las industrias siguen apretando con contratos a la baja. 

Tampoco nadie hubiera imaginado hace doce meses que, después de años, reclamándolo en España fuera a tener tanta importancia el precio pagado a los ganaderos holandeses o alemanes. Nadie se creía que, de verdad, un inspector iba a ir a tu casa a decirte que es que “estamos muy lejos de la media europea y eso hay que corregirlo”. 

El caso es que hasta el mes de septiembre ni la siempre socorrida subasta GDT Fonterra daba un respiro a los ganaderos españoles y con los chinos en horas bajas bajaba el precio de la mantequilla, la leche en polvo y el queso en las antípodas y eso nos seguía machacando aquí de Pirineos para abajo. 

2023 ha estado lleno de contrastes y de sorpresas, del mejor precio de la historia del vacuno de leche en España a las bajadas más pronunciadas en un menor lapso de tiempo. Hemos llegado a perder 88 euros por tonelada en menos de medio año. 

El nuevo año avanza y lo hace ante la incertidumbre de qué pasará y, sobre todo, qué querrán que pase quienes tienen el poder casi omnímodo del sector en España a quienes poco les importa lo de Europa, China o EE.UU porque a ellos lo que les va a es cuadrar sus cuentas y, sobre todo, descuadrar las de los demás. 

Pues bien, con todo eso en la mochila de lo aprendido el año pasado sólo cabe decir, de nuevo, que las previsiones son buenas para el vacuno de leche. Europa lo dice en sus previsiones, Fonterra lo confirma con sus últimos cinco meses de datos y hasta el sentido común dicta que la leche no debiera bajar por el bien de todos y no sólo de los ganaderos como algunos quieren hacernos pensar. 

El nuevo año seguro que va a ser duro porque este sector nunca ha sido coser y cantar pero, por ahora, y hasta que alguien venga a imponer lo contrario, 2024 susurra que debiera ser bueno o, al menos, no tan malo como lo pintan.