Este 2021 termina como empezó. Los doce meses no han servido para lograr un descenso en los costes de las materias primas y tampoco se ha experimentado una contención en los costes de la energía eléctrica como se anunciaba a mediados de año. 

La subida del precio de la leche recibido por los ganaderos ha aumentado aunque tristemente muy por debajo de lo que lo han hecho sus costes de producción. La situación, por tanto, es prácticamente la misma que en enero. Las cosas no han cambiado. 

El año también comenzaba con promesas de reformas legales y de medidas contundentes para que las mismas se cumplieran y 2022 se despide con el mismo soniquete. Si en enero el sector clamaba por conocer los informes sobre costes de producción que elaboraba el ministerio de Agricultura ahora los ganaderos se preguntan cómo hará el Gobierno para cumplir su enésima promesa para que los contratos que se firmen a partir de ahora tengan que tener en cuenta el aumento de los costes de producción ajenos al productor. 

El vacuno de leche se juega estas semanas su futuro o su desaparición pero la realidad ha dejado claro que las dos cosas se escribirán en forma de negociación de contratos basados en mercado y no en las promesas de legislación o controles de la misma por parte de las administraciones. 

Industria y distribución seguirán siendo intocables y por muchos mecanismos, organismos, leyes, códigos y normativas que se pretendan vender poco se podrá hacer frente a ellas desde ese ángulo de ataque. 

La demanda creciente, los precios de nuestro entorno muy altos y la disminución de la oferta son las claves que, con leyes o sin ellas, se verán obligadas a tener en cuenta industria y distribución a no ser que, efectivamente, estén dispuestas a cerrar o a tener que vender más caro caro a sus clientes. 

2021 se despide como comenzó pero no cabe duda que el inicio del 2022 tiene que ser el de la recuperación del sector a través de la suscripción de contratos que, de una vez por todas, sean reales, libres y sin posición de dominio por parte de las industrias. 

Las comisiones, las mesas y hasta el BOE seguirán estando ahí pero el vacuno de leche tiene en su haber que los consumidores siguen confiando en él y que en España sus ganaderos son capaces de producir calidad y a precios muy competitivos.